Jaime de Jaraíz, el artista
«Pocas veces un hombre, público o no, escritor o no, eso da igual, tiene el honor de abrir las puertas a una obra tan especial. Hay aquí dentro mucho tiempo; instantes, segundos, días, horas, años y años. Hay madrugadas, silencio de noches, tardes de inspiración. Hay pinceladas al alba, al atardecer, a plena luz. Hay arrobamiento y realización. ¡Cuantas cosas hay en una obra así!
Jaime de Jaraíz, que es un castizo hecho naturaleza de la tierra hasta en su apellido, posee la cualidad de provocar la admiración universal y otorga a su trabajo la condición de belleza sin fronteras. De Jaraíz, es en su obra un acertado compendio del arte pictórico, donde uno puede olfatear estilo, rastros, maneras, antecedentes, clasicismo e innovación del arte universal de la pintura.
Desde Altamira hasta Picasso, desde el esplendor goyesco al realismo. En este libro que es una larga navegación de Jaime por las aguas onduladas de la intuición sin gravedad, le acompañan las palabras de escritores, que son como esos anteojos utilizados en los viejos teatros que permitían desde el alejado palco, de terciopelo y dorado, acercarse a la carne temblorosa de autor, al gesto que luce la admiración, el dolor o la alegría. Es mucha esta obra para un solo trago de presentación, incluso aunque yo fuera en esto un corredor de fondo.
Jaime no quiere que se pierda la historia que es, en si misma, su obra, y por ello compone un nuevo modelo de autobiografía, donde el pone sus cuadros y dibujos y lo demás se lo da por añadidura el coro creativo de medio centenar de escritores. ¡Pasen y vean! Entren ustedes en el libro. Dejen, por favor, que el libro entre en ustedes. Háganse un sitio en un amplio rincón y dejen posar sus páginas.
Permítanme abrir sus alas de colores y comiencen así a apreciar el empuje sublime del vuelo del cóndor sobre la cabeza de su atención. Lo apreciara lejano al principio, pero si dejan abiertas las aurículas de su espíritu, el aleteo les llegará profundamente y les llenará su sombra, y desde luego su luz, como a mi me ha sucedido.»
Fragmento del Prólogo escrito por:
Juan Carlos Rodríguez Ibarra
Presidente de la Junta de Extremadura.